En el moderno distrito de Brooklyn, se ha redescubierto el elaborado proceso de impresión manual. Al igual que antaño, aquí se crean a mano fabulosos papeles pintados con gran atención al detalle, utilizando técnicas de serigrafía tradicionales. La emulsión se extiende con una racleta sobre tiras de papel largas a través de una pantalla perforada. En esta era digital en que vivimos es de especial interés para comprender cómo se fabrica algo y qué procesos se utilizan.
Los artistas y creativos del siglo XXI combinan las complejidades de las artes y la artesanía tradicional con la precisión y posibilidades casi ilimitadas de la tecnología digital. Desarrollan sus diseños en el ordenador y los transfieren a la pantalla. La pantalla, un pedazo de malla estirada sobre un marco, se recubre con un material sensible a la luz. El diseño creado digitalmente se transfiere entonces a la malla a través de un proceso de proyección y se expone a la luz. Tras el proceso de exposición, se lava la malla y las partes perforadas quedan descubiertas sobre las zonas donde se encontraba el motivo (zonas no expuestas).

Así se crea una especie de plantilla. La plantilla se coloca sobre la tira de papel y se aplica la pintura a través de la malla sobre el papel con una racleta. Aquí es donde se aprecian claramente las diferencias entre este proceso manual y la impresión industrial.

Dependiendo de la cantidad y tipo de pintura, se forman pequeñas "imperfecciones". El artista neoyorquino Andy Warhol fue uno de los muchos aficionados a esta técnica. Warhol, posiblemente el exponente más famoso del movimiento Pop Art, dominó las técnicas de serigrafía como ningún otro en los años 60 y 70. En la actualidad, sus obras y métodos siguen inspirando a diseñadores de papeles pintados creativos.

En Nueva York, metrópoli que marca tendencias, se ha redescubierto la artesanía tradicional de modo que diseñadores gráficos y de moda, además de artistas vuelven a utilizar las manos para diferenciar su trabajo de los productos fabricados en serie.


Ya se trate de los tipógrafos, zapateros o impresores: lo artesanal es real, lo artesanal es individual y único. Las ediciones limitadas o piezas únicas se pueden personalizar de acuerdo con el gusto del cliente. Cuando se trata de materiales y colores, el cielo es el límite.

Y ésta es exactamente la razón por la que la serigrafía está de moda otra vez. Por supuesto, los papeles pintados fabricados a mano no son baratos, pero el precio se olvida rápidamente una vez que se contemplan diseños de gran belleza y primera calidad creados de esta manera.

Estos no son papeles pintados comunes y corrientes, se trata de papeles exclusivos, con patrones fascinantes, una mezcla de lo tradicional con la modernidad y el atrevimiento, un cruce entre la psicodélica y lo floral, una combinación de análogo y digital.

La serigrafía se ha vuelto a instalar entre nosotros, no sólo por su particularidad, sino por su calidad y la pureza de los colores. Las impresiones se caracterizan por su bella luminosidad y una gran precisión del color, así como el grosor y una excelente cobertura.

En cuanto a colores, las posibilidades son prácticamente infinitas: mate o brillo, con efectos 3D, perfumados o con brillantina. La artesanía del siglo XXI es un pozo gigantesco de inspiración para artistas y creativos. Efectos espejo o en relieve, hologramas o colores neón; la era digital nos permite combinar individualidad, calidad y autenticidad.
